La producción y el mantenimiento de los moldes de inyección son fundamentales dentro del proceso global de fabricación de piezas de plástico de alto valor añadido: ambos determinan el grado de calidad y el nivel de acabado de los prototipos y moldes-serie, y condicionan la vida útil de los componentes finales que se entregan al cliente. Por eso su fabricación y su posterior verificación y control son tareas que deben realizarse de manera minuciosa y personalizada para garantizar el éxito de cualquier proyecto industrial.
Controlar todo el proceso, la clave
El primer paso para conseguir un mantenimiento óptimo se sitúa en el inicio de todo el proceso, durante la misma fabricación de los moldes, que en IDELT incluye tres fases perfectamente definidas y desarrolladas por personal de alta cualificación:
- El diseño del molde. Esta primera fase es una de las más importantes porque en ella se determinan todos los parámetros que darán lugar al modelo definitivo, desde los elementos formales como el material de fabricación hasta la adaptación a la maquinaria encargada de inyectar el plástico y los requerimientos necesarios para evitar que se produzcan defectos durante la producción.
- Mecanizado y erosión. Con el diseño ya definido, un equipo de IDELT se encarga de realizar las tareas de mecanizado y erosión necesarias del material en el que está realizado, como hierro o aluminio, para garantizar un proceso productivo óptimo y eficiente.
- Montaje. Esta última fase, previa al inicio de la producción, se realiza de manera manual y consiste en el ajuste y cierre del contorno para garantizar un proceso limpio de restos y rebabas, así como el montaje final del molde y comprobación de todos los elementos del mismo.
Cuando ya ha concluido la fabricación del molde y ha comenzado la producción de las piezas, es imprescindible llevar a cabo un proceso de mantenimiento que permita mantener la calidad óptima del producto final con independencia del volumen de producción y del tiempo que transcurra entre un uso y otro. Cada pieza es única y necesita un tipo de mantenimiento específico, en función de diversos parámetros como el material de fabricación y el tipo de compuesto empleado para realizarla.
Las tareas de mantenimiento son fundamentales para que el molde mantenga inalterables sus propiedades a lo largo de todo su ciclo de vida. La ausencia de esta labor o la realización de trabajos de mantenimiento deficientes pueden causar una merma de hasta un 50% de la vida útil del molde y provocar importantes taras en la producción de las piezas.
Tipos de tareas de mantenimiento
Las tareas de mantenimiento pueden ser de tres tipos:
Mantenimiento predictivo. Consiste en la evaluación de determinados elementos que permiten determinar el correcto funcionamiento del sistema de inyección sin necesidad de realizar paradas en la producción.
Mantenimiento correctivo. Es el que se realiza cuando se produce una avería. Implica cortes de producción no programados, posibles daños en la maquinaria y pérdidas económicas.
Mantenimiento preventivo. Es el que se realiza de forma periódica, con independencia de si se han detectado fallos o alteraciones en el funcionamiento de la maquinaria o en el proceso de producción de las piezas.
Claves para mantener el molde en óptimas condiciones
El mantenimiento predictivo debe realizarse durante el proceso de producción, para intentar minimizar el riesgo de avería o de deformación del molde, pero también entre cada uso. Para mantener el molde en óptimas condiciones es necesario tener en cuenta algunas claves:
- Garantizar las necesidades de refrigeración del molde. Se debe enviar un plano del molde a producción para determinar qué tipo de refrigeración necesita y evitar así sobrecalentamientos que deriven en problemas en la producción.
- Realizar un mantenimiento preventivo. Los modelos se deben limpiar y engrasar para evitar que se oxiden por acumulación de restos de material o por su exposición prolongada al ambiente.
- Realizar un mantenimiento predictivo a través de determinados parámetros durante la producción.
- Definir en un manual las necesidades y periodicidad del mantenimiento en función de las características específicas de cada molde.
Estas tareas contribuyen a alargar la vida útil de los moldes y ayudan a garantizar un proceso de fabricación de piezas de alto valor añadido.